No he ido de compras. Esperaba las ofertas para abastacerme y retribuir a aquellos amigos que me dieron regalos de Navidad (y de cumpleaños, je). El día de entrega del mentado examen está tan cerca y yo voy tan atrasada que lo más probable es que tenga que alcanzar a mis amigos en la playa, si es que los alcanzo. Ni compras, ni playa; pero, la vida me sonríe el día de hoy: ¡Encontré un bigote de gato! Verdadero, inconfundible. No tuve que arrancarlo. Se sienten bien sus cosquillas. Bigote-Cara-Estornudo. Tantas cosas qué hacer con mi bigote de gato (suspiro)... Pero, por el momento, ¡a la Epistemología! o tampoco podré ir a la fiesta de la novia de Juancho.
sábado, 3 de enero de 2009
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Lo peor de este examen es que está ahí. Es como una muralla (o una cabeza de Isla de Pascua) al que medio ignoro pero me hace sombra.
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