miércoles, 31 de diciembre de 2008

Reconsiderando al año acabando

Me levanté de buen humor. Es el último día del peor año de mi vida. Así lo había considerado. En un cuarto de siglo nunca había estado tan deprimida, cambiante y confundida. Ya la mística de mi hermana y la esotérica exnovia de una amiga lo habían pronosticado: Un pésimo año para los Virgo. ¿No me sirve el ascendente en Aries? Nanais, del destino arriba determinado nadie se escapa. Cierto planeta maligno se pasearía durante el 2008 por mi constelación (o como se diga). Horrible: Tres cirugías de mi padre tras su diagnóstico de cáncer renal; la muerte de una dulce abuela a la que no había visitado por decidia en varios años (ya estaba yo determinada a volver a las tierras originales la siguiente semana); la muerte de Totopo, el hámster de la familia, por una diabetes insípida diagnosticada pero sin posiblidad de tratamiento dado el estado actual de la veterinaria (el pobre pasó sus últimas semanas todo mojado, para luego seco quedarse por siempre); en el amor, me habían mentido reiteradamente y reiteredamente había yo confiado en la sonrisa renovada del Peter Pan que a mi ventana había tocado. Tic-tac. El tiempo, a todos, nos ha alcanzado.

Pero a media tarde, tal vez por ese clásico mecanismo dirigido por la melancolía de lo que está acabando, hice el recuento equilibrado. En ningún otro año había aprendido tanto. Arrastrada fui de un extremo a otro de esta ciudad y de mí misma. La necesidad me hizo tomar de forma quasi-definitiva el carro (no me atrevo a aseverar que aprendí a manejar para evitar burlas), empecé a hablar francés, tomé un primer curso de buceo (y hasta medio lo repetí) e hice algunos de mis mejores trazos. En este año 2008 he ubicado más perros encontrados que en todos los pasados (Leia, Bruno Canelo II, Kika y Leda). Ya voy a la gente: Ha sido también en este año el que más gente nueva he realmente conocido. Por más que me cueste aceptarlo, mi corte empírico y cientificoide se ha difuminado. Cada vez con más frecuencia me sorprendo a mí misma pensando en formas peligrosas: con tendencias humanoides, socialoides y todos los calificativos de ese lado del espectro. Me he estado ablandando. Ya no se notan tanto mis ángulos. Y eso está en la parte buena de la historia porque "presiento" que me estoy acercando a la muy referida verdad en el justo medio. Sí señores, mucho se sabe de los grises respecto al negro, pero les confirmo: el rojo también tiene matices.

Ahora, lo más importante: en el 2008 rompí con las expectativas ajenas y los compromisos anticipados y empecé a hacer lo que me gusta, filosofía (no toda, no toda). Decidí lanzarme antes de que se volviese tarde, antes de que sólo quedasen para la filosofía los fines de semana y los años post-jubilación. La moneda está en el aire, pero no se crea que es la suerte la que determinará el resultado. Es prudente al menos hacer lo necesario. Este año también he empezado a trabajar. ¿Qué decir? Al neoliberalismo he recurrido para pagar esta nueva independencia. Antes de que caiga muerto, hemos de explotarlo. Tal vez pronto me quede como niña en domingo, con la mano extendida, mientras su papá sufre un mortal infarto. Así pago la renta del nuevo cuarto. En las últimas semanas he aprendido, un vacío en el estómago mediante, a vivir sola. Hoy lo disfruto mucho para volver al nido materno-paterno.

En síntesis: Tengo papá vivo para este fin de año, he eructado un reloj de mano y, un tanto como camaleón, de un nuevo color me he mimetizado. Todo esto mientras sola (a diferencia de Aladdin) sobre una moneda en el aire voy volando. Por lo tanto, fue el 2008 un productivo año.

Venga entonces el siguiente. Nerviosa y emocionada estoy por confrontarlo.

Propósitos para el 2009:
  • Andar en bicicleta en esta ciudad para sustituir el extrañado carro
  • Aprender a estar sola, no sólo a vivir sola (Gracias a todos mis amigos por el desfile de visitas, casi diario).
  • Seguir con el francés
  • Continuar con la yoga para enderezar mi espalda y mi mente retorcida
  • Aprender a respirar mientras nado. Es decir, aprender bien a nadar boca abajo.
  • Ahhh... y seguir rescatando animalillos, pero ahora sin recurrir a temporales casas ajenas. (Secretamente, quiero también tener mi propio gato).

LA MAREA ea

El tiempo ha pasado últimamente muy rápido, entre los amigos. Los he re-re-...-encontrado. Creo que ya están acostumbrados. A que desaparezca de repente y un día vuelva como gato. Me meta por las ventanas sigilosamente a sus vidas, y haga como si nunca me hubiese ausentado. "Claro... tu novio, el hospital, el trabajo, los planes". Los médicos (la gente, en general) no cambiamos tan rápido. Puedo aún leer sus labios. Puedo aún seguirles el paso. Supongo que es un pacto. Deben ya estar acostumbrados a verme desaparecer llevada sin oposición por la corriente. "Adiós, para siempre adiós" "Sí, adiós Ara. Durante el resto de la eternidad ten cuidado...". Saben que cada vez, siempre, pienso es la decisiva. Luego, cuando la marea me vuelve a este lado, es cada vez menos mi asombro. Pero también cada vez más me sorprende encontrar una sonrisa con mi nombre en sus labios. Los brazos abiertos, sin preguntas, nada malo ha pasado. Sigamos caminando. En medio de una tarde de risas - ¿Qué te pasa niña, por qué te has callado? - El mar me ha salado. - Es mejor así, para que al sol aguantes sin pudrirte el resto del verano.

Gracias. No es que los hubiese extrañado. Estaba lo suficientemente obsesionada con llegar al final del mar, para poco recordarlos. Es ahora cuando disfruto su compañía que me pesa tanto haberme alejado. Otra pasión me arrastraba. Sí... otra. Y sabemos que, afortunada o desafortunadamente, no ha de ser la última. Sin embargo, les juro, son sus nombres los que se quedan para siempre grabados.

Para (en orden alfabético): Alejandra, Alex, Alma, Damave, Erik, Evelyn, Israel, Juancho, Presbo; y desde la última marea: Iskra y Teresa.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Antecedentes múltiples

19 dic 2008: Princesa versión cursi

Otra vez (Apenas la segunda)... Ahora entre Cerro del Agua y Copilco. Estaba yo en la esquina iluminada decidiéndome, por fin, a renunciar. A las 8 de la noche se rompió aquel vínculo. Y con las lágrimas llegó la paz. Un hombre me veía de reojo recargándose en el teléfono público. Como era de esperarse Alejandra no llegaría a tiempo por mí. Se quedó dormida apenas colgó cuando le pospuse la cita. Sin crédito en el celular y con mi renovada paciencia decidí esperarla. Los últimos cinco pesos en el bolsillo son para llamar al amigo. Que me acompañe, que nos acompañe mejor dicho. Me regresa la llamada al celular, que tiene una posada hospitalaria, que no tiene disfraz para la ocasión, que lo último sí importa.

Y esperé a Alejandra hasta que llegó abruptamente (sólo sabe manejar así). 'Perdón' , 'Ya hasta se me secaron las lágrimas' , 'Mejor'. Y fuimos a casa a montarnos el disfraz de princesas... Vestidos, pruebas de maquillaje, pelo a última hora. Ya por mucho nos habíamos perdido la ceremonia religiosa, léase la misa. Y es que, valía la pena ver a un verdadero creyente jurar al altar amor eterno. Sí, sí... andaba yo sensible y quería 'comprobar' la existencia de esas cosas (amor, compromiso, bla bla). Llegamos al salón ya servido el primer tiempo de la cena. Lindo, lindo; tranquilo, tranquilo. No me conmovió escuchar al novio cantar a su ahora esposa una canción de película infantil. Fue ver a un par de hermanitos dar vueltas bailando en la pista lo que me hizo decir "Sí quiero" en medio de una sonrisa robada al futuro.

Nos fuimos relativamente temprano, 2 am. Cuando salíamos sonó el teléfono. La posada hospitalaria resultó aburrida para el amigo. Al hospital pues... A casa después. Terminamos en la mesa de la cocina hablando los 3 de cosas, creo que sin importancia. La noche fue un alivio. Sólo desde tan cerca podía contarle lo importante de lo que había pasado: que estaba triste y me sentía sola. Sólo lo importante: que era reconfortante estar a su lado.

16 dic 2008: El pájaro-amor desgajado

Fui despertada por un golpe seco sobre la base de la cama. Casi inmediatamente siguieron alaridos de ¿pájaro?. Las gatas se sentían correr, excitadas, en mi cuarto. Sólo se me ocurrió guardarme bajo las cobijas. La somnolencia habría de revelar mi fragilidad. Una niña tapándose las orejas. Presentía la escena lo suficientemente avanzada como para que mi intento de salvar al pájaro resultase más desagradable que productivo (Tal vez sólo racionalizo la cobardía).

Las garras desgajando el plumaje. Crujían partes. Para cuando me atreví a entrever desde un orificio hecho para mi ojo izquierdo distinguí a Lucy lamiendo un bulto oscuro. (Eso de mirar por el ojo izquierdo era ya mala idea ¡wrong side!).

Pulga lo mató para su hermana. Ahora Lucy, la hosca, tiene la mejor parte. Volvamos debajo de la cama. ¿Habrán sido una o dos horas? No lo sé. Medio dormitaba, medio lo sufría. He llamado y una respuesta groseramente pragmática he recibido. Lea usted, antes de gastar su saldo, el manual 'Lo que las personas demasiado conocidas le dirán cuando las despierta'. En la A... 'ayúdalas a matarlo, así deja de sufrir'. Para entonces creo ya estaba muerto, el pájaro-amor.

Cuando estuve totalmente despierta sólo quedaba silencio. Decidí bajar por el otro lado de la cama, el opuesto a Lucy lamiendo. Plumas, plumas y más plumas... ¡Qué bien, sólo plumas! No rompamos la rutina. Directo a la lap a ver las noticias de La Jornada. El subconsciente me traiciona y enfoco al fondo. Luces rojas. ¿Qué tan profundas llegan las plumas en un pájaro? De más. Luego, la cabeza; y ya (plumas, sangre y cabeza).

Voy rezando camino al baño... me ama, no me ama, lo amo, no lo amo. Suya es el ala izquierda, mía la derecha. La cabeza no cuenta.'Te amo, no me amas'. ¿Que más da? Enjuaguémonos la cobardía que para eso se hicieron los baños. Mojada me reciben las gatas regresando al cuarto. Maullan y su aliento huele raro. Lucy quiere lamer mi mano y yo la retiro sin mucho pensarlo. Y es que no quiero oler a culpa, no a culpa de ese pájaro. Tic tac.

Teresa regresa pronto en mi auxilio, recoge la cabeza con papel de baño. El resto quedará para mañana cuando vengan a limpiar el cuarto. Yo no he de tender hoy la cama, que el cuerpo no se ha encontrado. Las gatas no pueden estar tan muertas de hambre para haberlo devorado. 'Es instinto', suelen hacerlo...

Espera, el cuerpo he encontrado. Todavía tiene plumas, yo me lo había tragado. Y resulta, amigo mío, que, tic-tac, tampoco te amo.


15 dic 2008: Pob'ecitos

Pob'es changuitos, pob'es perritos, pob'es gatitos, pob'es todos animalitos, pob'es niños famélicos (recordemos que éstos poseen dignidad que emana de su condición humana), pob'es niños en guerra, pob'es niños abusados, pob'es locos que abusan, pob'es todos nosotros. Pob'e de mí por darme cuenta. ¿Qué me queda?

Cosas en las que odio pensar: tus mentiras, pedazos de delfín en latas de atún, la cobardía, cachorros usados en pruebas para cosméticos, la tibieza, patrimonio natural o cultural vendido al mejor postor, la no fingida indiferencia, neoliberalismo, nuestros silencios incómodos... (ni me atrevo a pensar en mis mentiras).

14 dic 2008: Iniciemos un blog

Mi amigo Erik dijo hoy con su look psiquiatrero que no estoy deprimida. Que es más ansiedad. Que me ponga a hacer algo retante en mi vida. Que soy una enferma de la actividad. Que la vida de proto-filósofa no me va. ¿Está diciendo que lleno mi vida con dramas? Eso no es novedad. ¿Cuál será el color del día? ¿Qué cuerda hemos hoy de tirar? ¿Será la tuya “amor mío”? ¿Qué tan cerca estoy de romperla y llorar?

Sí, estoy deprimida. Iniciemos un blog.